El nono nació en Porvenir en 1926. Sus papás, el nono Fernando y la nona Teresa, lo criaron junto a sus hermanos Fernando, Pepe y Alicia. Tempranamente, comenzó a interesarse por los números, por lo que se dedicó a trabajar como contador en distintos lugares de Magallanes. La responsabilidad y compromiso con su trabajo son valores que transmitió en la familia. En la adolescencia tuvo la oportunidad de conocer directamente al Padre Hurtado y ese hecho marcó la historia de las creencias jesuitas de su familia, dejando huellas especialmente en la fe de su hijo. Conoció a la nona Vjera y, aunque costó al principio que la nona Anastasia (madre de Vjera) lo permitiera, se casaron y formaron una familia, celebrando la llegada del hijo único y regalón “Ivito”. Con el tiempo, se transformaron en suegros de Gisela y abuelos consentidores de Bernardita, Trinidad, Constanza y Paulina. Como la vida le permitió disfrutar hasta los 94 años, se coronó como el bisabuelo risueño y con sueño de Martín. Dentro de los gustos del nono, se destacaba la guitarra, el fútbol como hincha de la Unión Española, hacer asados para la familia y viajar a distintas partes del mundo con su esposa. Además, se leía todos los prospectos de los medicamentos y era bueno para sacar cuentas y hacer listas en papeles recortados. Tenía un buen humor maravilloso, que seguiremos admirando. Destacamos y recordamos especialmente estos gestos de amor: - Muy cariñoso con sus nietas. Un juego de pequeñas era hacernos tiritar la pera moviendo sus manos gigantes. Era muy gracioso. Además, nos llevaba a acampar durante la tarde en una carpa naranja, donde nos metíamos cuando ya estaba helado (más helado, porque vivíamos en Punta Arenas) y nos comíamos los pancitos que había preparado antes la nona. - Nos grababa casette tocando guitarra, de la música española que le gustaba. - Le gustaba compartir frases inspiradoras (de superación, fortaleza, confianza) con su hijo. Y le gustaba subrayar los diarios y compartir con nombres dedicados los artículos que le parecían interesantes para cada uno de la familia. - Le gustaba hacer reír, por eso hacía bromas con frecuencia a todos los que lo visitábamos. Más de alguna vez nos compartió también sus recetas para hacer que le creciera el pelo. - Se fijaba en los detalles, y siempre comentaba si le parecía lindo algún accesorio de sus nietas. - Su bisnieto Martín lo hizo reír con su presencia hasta la última visita. - Hasta el final de su vida, dedicó miradas de ternura y cariño a su esposa, sonriendo con su compañía. *GRACIAS NONO*